Disonancia
Los ojos que soslayan
una imagen callejera
se cierran
al captar el tema de la imagen.
Una mujer tiende su manta
se arrodilla
otra, más cerca de la escena,
fija la mirada en la mujer
y la manta.
Detrás,
fotografías de un local cerrado;
escasa luz artificial
que deja ver
gestos felices, instantáneos
de una celebración.
La mujer se acuesta
sobre su manta,
la otra, se aleja ahora
mira esos pasos, respira
un chillido
se cierra a contrapelo.
REINO MINERAL
1.
“Lo que vemos, lo vemos y ver está cambiando”
Adrienne Rich
Ir y blanquear todo, encalar
manchas blancas
que se ven como piedras
y las piedras
como bocados diurnos. Ir,
embalsamar los rasgos del artista,
permanecer entre las grietas,
sujetar la realidad a la superficie
ir hacia la luz eléctrica del fondo
volver
hasta uno espectador
que casi piedra o bocado yace.
2.
la piedra que levantaste
ha dejado una sombra fresca;
brotes claros
como dagas
apuntan
a mis ojos chinos
que se inclinan.
3.
El agua helada espesa la sangre
aunque lance esquirlas
deleita
las piernas se deforman
los pies atados se funden
con las piedras
por error;
la línea del agua sobrepasa
apenas las rodillas
el goce empieza a diluirse
picos nevados que ya no son
el espejismo
un hombre perplejo
puede comprobarse
hay una orilla influyente;
una carrera.
4.
Aunque lastima, el agua helada
que espesa la sangre
deleita
los huesos se deforman
y los pies se funden
con las piedritas pisoteadas
como si fuera
la trama de un tapiz.
El goce durará
hasta que la línea del lago
REINO VEGETAL
8.
No siempre será igual la gloria
de las flores vernales...
Quinto Horacio Flaco
Hundís
las manos en la tierra,
tu intención es buena
-escarbar
sin herir-
pero el hallazgo
te sorprende:
Narcissus pseudos narcissus
rótulo sepulto
para una flor nonata.
Mirás
el humus revuelto
después, las manos.
No hay imagen en la espera,
apenas
un movimiento:
las uñas te exponen
sus líneas negras
del borde
de lo bello.
REINO ANIMAL
9.
Un perro negro como disecado
en la banquina de la ruta
más el paisaje
comprimido
en tres segundos.
Todo rojo,
incluyendo del faro
las trizas de vidrio
y del baldío
desechos sin foco
todo, en un abrir y cerrar de ojos.
13.
Podría decirse
un observador, sin pestañear
un perro en guardia
su heroica postura
y la materia inmensa
lisa y pública,
la pared
un obstáculo casi mole
desafiante.
No hay parece un más allá
solo mirar desde barrotes
hacia el espacio blanco íntimo.
No cuentan aquí
los personajes humanos
hay un animal
incómodo sobre el brillo
de la cera insalubre del piso
a veinte centímetros
de la pared
turbado.
14.
Con la mirada puesta
en los visitantes,
un cardumen de Oriente
modula una vocal
inaudible para nosotros.
Arrojamos la comida
a las bocas del agua
es “alimento” ¿o “dolor”?
esa señal
que no deseamos ver
en esta margen del río.
Un prodigio,
las carpas rojas
todavía respiran.
Graciela Simonit nació en Resistencia, Argentina, en agosto de 1965. Es profesora en Letras y poeta. Sus poemas han sido publicados en la revista Diario de Poesía de Buenos Aires, en Tierra Baldía de México y en algunos sitios on line. En 1996 fue seleccionada en el Concurso Nacional de Poesía “Bustos/Santoro/Urondo: en repudio a los veinte años del golpe militar” para integrar una antología. Vivió en Madrid; en la Universidad Complutense inició sus estudios de doctorado en Literatura Hispanoamericana. Reside en Fisque Menuco desde el año 2005.
¡ESTA ES MI CUÑADA!!!!!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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ResponderEliminarUn gran uso de las palabras! Genia
ResponderEliminarGracias, Mariela!
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