domingo, 17 de junio de 2012

Mariana Rosa, Neuquén, "Esta es la gracia: quien recibe/ vibra/ y tañe/ la propia nota "






Lo vi  ir al galope.
Un caballo suelto,
terco en la neblina.
Lo oí relinchar
altivo en su ceguera.


Después yo
dejé de ser niña,
y la niebla
fue mucho más espesa.

_____________________________________ 
 



El durazno que despedazamos en el árbol
tratando de bajarlo con un palo.
El jugo que chorreaba
parecía maná,
miel y leche cayendo del cielo.
Así de sencillos son los milagros;
a veces hay que darle de palos a algo
en su centro tierno,
a veces hay que ver como chorrea
su dulce corazón 

aunque no se llegue a tiempo
a abrir la boca,
ni podamos quitarnos
del cuerpo su rastro,
ni su olor.                                        


_____________________
 

HACER LA PLANCHA

Si duermo entre dos celestes
como un camalote abierto

si sueño, líquida la espalda,
nubes que pasan

y flotando seguirlas
en el cauce, el viento

algo desde mi fondo
se desprende y sube

una moneda sumergida
en burbujas resuena

y se levanta
una voz.

Esta es la gracia:

quien recibe
vibra

y tañe
la propia nota. 

Una pequeñez entre el agua
y el cielo, canta

su música es eco de la luz
que la sostiene.


­­­­­­­­­­­-­­­


“…No saber
somos sólo en aquello
que dejamos ir.”

Diana Bellessi

La repetición de los álamos al borde de la ruta.
Siempre debe andar este tramo del camino.
Travesía es dejar atrás el suelo natal,
buscar lo propio en el devenir que se imagina.

Cientos de colectivos todavía partiendo
desde la casa primera.
La misma gesta se proyecta en las ventanas cada vez.

¿Qué desea la mujer a bordo?
Señaló un derrotero con el dedo desde la ruta veintidós.
Tuvo fe en el movimiento.

Ahora se siente madurar, fruta
furtiva en el asiento.
Los álamos se suceden,
interminables hileras que plantaron sus ancestros,
para protegerse del ir y venir
                   del viento.             


_________________________



A veces soy una laguna
pantanosa en la Selva Triste.
Puedo sentir las plantas
creciéndome en el fondo,
carnosas, avanzando
lentamente hacia arriba,
confiando encandiladas
en el pequeño rayo de luz.

Veo sobre mí una película finísima
y plateada
que es el fin del agua;
los tallos y las hojas llegarán,
sus cuerpos serán otros              
cuando la quiebren.                

Quiero estar despierta
porque sucederá otra vez:

Sobrevendrá un mundo.









Mariana Rosa nació en Neuquén en 1974. Es Profesora de Lengua y Literatura Inglesa. Integró el grupo fundador de la Casa de la Poesía de Neuquén. En 2001 fue becada por la Fundación Antorchas para participar en los talleres de análisis y producción poética en la patagonia organizados por Revuelto Magallanes, y coordinados por Alicia Genovese y Reynaldo Jiménez. Crónica de un Salto, su primer libro, fue editado por Ediciones del Dock en 2006 y contó con el apoyo económico del Fondo Nacional de las Artes. Estudió canto y teatro en Buenos Aires. En el año 2009 fue incluida en la antología Desorbitados. Poetas Novísimos del Sur de la Argentina, compilada por Cristian Aliaga y publicada por el Fondo Nacional de las Artes.
Ha realizado traducciones de poetas norteamericanas para la revista “Pensar y Poetizar” de Chile. Su reciente segundo libro, “Primeros Fríos”, permanece inédito.


lunes, 11 de junio de 2012

Irma Elena Marc, (Rosario/Corral de Bustos)

"... un hilo de agua cosía el vidrio por el lado de afuera"

 

 


del libro "Los cuerpos perdidos"
                                                                                    de próxima edición



LOS LUGARES QUEMANTES


Las plantas mutan año a año, después del viento y
de las heladas del invierno, algunas
de las que sobreviven,
mutan.
Ciertas plantas tienen la rara cualidad de parecerse a la más próxima,
la que daba flores fucsia  alumbra flores azules
y viceversa,
como una extraña forma de amarse de las plantas, una cualidad
lunar,
uno
se sonroja viendo
tanta imaginación
en una planta pequeña.
Lo he intentado muchas veces,
mis vecinas son
siempre
nenas  insensatamente heridas
por el  murmullo del lenguaje
y convierten en planta que muta
los lugares
quemantes





 
LO SOLAR Y LO OSCURO

La piel fulgura entre los bordes
de lo oscuro
que se abre
y lo solar.

Se sabe,  desnudar fascina
más que lo desnudo,
develar cautiva en el extraño
apareamiento entre piel y neuronas.

Se sabe, entrar en el mito siempre entraña riesgos,
textos sagrados muy antiguos hablan de un diluvio,
de cierta arca poblada por parejas de animales y una pareja humana,
cuentan que todo lo existente pereció en las grandes aguas
y que todo volvió a comenzar a partir de esos pocos.
Entonces, con inocencia y a su tiempo,
los cuerpos se encontraron,
nadie habló de Ley o de Pecado o de Caída
(¿Y si sólo pudiera hablarse de caída desde abajo?
 ¿Y si en lo alto, el descenso fuera simple perspectiva del vuelo?),
porque los episodios del rito eran sagrados,
lo que se abría y centelleaba eran los cielos,
lo demás,
materia oscura sumergida.
Se sabe, la evaporación es lenta
y la materia quemante del lenguaje
hace emerger lo que sí,
lo que no,
es la memoria atrás de la memoria,
del gran estruendo de las aguas
que cayeron sobre el agua
cuarenta días y cuarenta noches,
en lo que lo que lo solar y lo oscuro
fueron uno.
No pares.
                                                                                  


 

LAS LLUVIAS MATAN PESTES

Alguien dijo “queridita” para dar comienzo a un prolijo trabajo de demolición.  Dijo: -sos celosíma
la peor pesadilla
el ombligo del sueño
y le arrojó silencio a tus palabras
desechos  del corazón
dijo: -sos como la lluvia  hija de tus palabras-
las lluvias matan pestes
pensaste mientras dabas todas las gracias implícitas
y pedías las disculpas que necesitara
llovía intensamente mientras la oías masticarte con furia
controlada por la mejor educación
(oh, madre de tu madre
tus palabras aman
como perros salvajes)
y pontificó acerca de evitar interminables
malosentendidos y acerca de la salud y de la fluidez
del encuentro y la presencia y las almas y de Pulgarcito
y de Gulliver (habló hasta del cariño y del rescate)

y te dejó en estado de poema en condición salvaje y húmeda

un hilo de agua cosía el vidrio por el lado de afuera
la tormenta era un derrumbe vidrios adentro
y recordaste vagamente a Pound, algo como sé en mí como los vientos perennes
que arrojan aguas grises en acantilados sin sol
y las sombrías flores del Orco
te recuerden
y re-mató: no tenés sentido del humor, linda
chau * es hora de restaurar las almas
                                       
                                                       
                                                                  
                                                                             




TIEMPOS JADEANTES

  Con frecuencia discutía con ella, pero se trataba de un deporte, como si se pusiera un espejo delante de un gallo y se viera cómo luchaba contra su propia imagen.

                                               Flannery O` Connor                  

Le pregunté ¿Vas al Festi?
Dijo: No. Me invitaron a leer
          pero no pude ir
          estoy con problemitas
          personales
          y no me quise comprometer
          nada grave
          cosas del amor.
Pensé: escribe en verso y sonreí, después pensé ¿se peleó con su chica? Y se lo pregunté.
Dijo: ella no me quiere
          y yo tampoco
lo lamenté, recordando los fulgurantes ojos celestes, recordé que tenían hasta la voz parecida, la otra chica me había mostrado el lugar donde escribía mi amiga


poeta, pensé, entonces, cuánto se amaban. Le dije que escribiera, que el dolor se exorciza con escritura, que el dolor te vacía de vos y entonces viene a visitarte
el lenguaje
Dijo: qué duela nomás
           Yo sólo busco
            El amor verdadero
            Hasta que lo encuentre
Le dije que el amor la iba a encontrar a ella, mientras me apenaba su dolor y largué para el otro lado del mundo palabras de esperanza.
Dijo: el amor me fascina
          y me animo a todo
           yo la amaba pero no pudo ser
           ahora sólo quiero divertirme
           vos me entendés.
Pensé: se vienen tiempos jadeantes, quiere limpiarse con cuerpos el cuerpo perdido y miré las letras pasar, mientras pensaba en piedras escondidas entre las malezas
Dije: el amor es un gallo
          furioso
          en el fondo del espejo hay un mundo frío y secreto
          donde el sol no llega
      
      
   
 



      LOS CUERPOS PERDIDOS

Para la poesía, la juventud no basta; se requiere la infancia
 Giovanni Páscoli     

Yo no quería fallarle a papá
pero resulta que también quería encontrar  esa palabrita esa palabrita
en el colegio me enseñaron a escribir 
yoamoamipapámimamamemimayenelprincipiofueelVerbo
y yo quería empezar por el principio
para que me naciera el cuerpo
porque no es cierto que yo nací en Rosario, papá, yo nací en el lenguaje y tampoco es cierto que me fui, papá o que vos te moriste, papá, porque
uno no está acá o allá, en el Cielo, en el purgatorio o en el temido infierno, en la República Argentinayenelcentrodemipechounalatadesardinas, papá, uno vive en el lenguaje, papá,
sin la lengua no hay cuerpo,
y yo no quería fallarte, Papá, pero vos querías que yo hablara de las medidas de capacidad y de los volúmenes y de cosas que pudieran tocarse, que pudieran venderse y comprarse en una ciudad donde la gente se levanta, desayuna,

merienda y cena y estudia  y tiene diplomas y chapas y las lustra y los cuelga y trabaja y se casa y tiene chicos y se compra casas, autos y  all inclusive en Cancún.

Yo quería darte el gusto, papá, te lo juro,
pero tenía que buscar esa palabrita esa palabrita
                                                              



 
LA PERA

Mis hermanos son silenciosos
hablan poco y nunca hablan de ellos
dicen frases maravillosas como
bien, todo es maravilloso,
nunca hablan del pasado,
nunca buscan peras en el olmo,
nunca buscan olmos
ni peras.
Yo hablo mucho,
le pido al olmo lo maravilloso,
espero la pera

                                                                                     

EL ÁRBOL DE LAS UÑAS

Hace tiempo aprendí a no comerme las uñas
ahora
estoy  pensando que a mis palabras le sobran dientes
Mi papá me decía no te comas las uñas porque te va a crecer un árbol de uñas en la pancita
mentira no crecen árboles
crecen uñas que me rasgaron de arriba  abajo
de costado a costado,
ida y vuelta, varias veces
y ahora, las palabras con dientes que me trago
se comerán las uñas

                                                                                    
 

 

Irma E. Marc nació en Rosario y actualmente reside en  Corral de Bustos, Córdoba, es poeta y narradora, ha obtenido numerosos premios y distinciones, publica en numerosos blogs, páginas de poesías y revistas literarias del país y del extranjero. En 2010 fue una de las poetas convocadas al Festival Internacional de Poesía de Rosario. Todos los textos pertenecen al libro "Los cuerpos perdidos" de próxima edición.

                                                                                










lunes, 4 de junio de 2012


Valeria Cervero
"nuestro cuerpo presiente
lo que nos mata"



cadencias, 2011.




tu espada
  mide
posibles distancias
al triunfo
de la espera

como en el viento
el día afuera del ser

  p r e g u n t a s:

caminos sin cuándo
y una voz
  que guía
desencuentros
en el final de cada cuerpo



 
en atónito despegue para
circular por lo irremediable
sin preludio sin respiros…

la madrevoz te advierte
te apunta te reclama,

y te enfrentás.

querés-y-no pero querés

y decidís tu cuerpo
aunque desmadre




y enero nos dejó su causa

: el fuego imprescindible para
derrotar vacíos
de todas formas

: un viaje de maneras y risas
cubiertas

: escalones de llanto y
                                   más

: acaso el mayor descubrimiento
el más extremo





a veces uno no sabe lo que es
como si el apuro de los pájaros hubiera carcomido ese punto
íntimo
en que cada día nos vestimos de azul y sabemos
no llorar
no pedir más pan
que el que comimos
sólo dejar que los huesos se acomoden bajo el propio peso

y la mudez recuperada para siempre
se despoja de razones y roces
para demandar lo suyo
para saber que el fuego deja únicamente su tilde
ante los desprevenidos

acaso cuando lleguen tus ojos a saberlo
quieran volver sobre la podredumbre
adecirtunacimiento




breve espacio para
r e m o v e r
arena de
desaires

escondidas de hoy
bajo mirada
aquí
casi en el número
incontable

desfiguro
tu suspiro mi voz el aire
en  a b a n i c o

casi latiendo
antes de decir




frente al pequeño respiro azul
en el espacio
sin espejos
sólo se puede
ser
el propio ausente
olvidadiós




el tiempo se esmera
en la cicatriz
del rumbo
como si creara esa marca

en el esfuerzo
tal vez
olvidamos cada madrecita
de extendida
lengua
la humedad transformada
el arranque

apenas partimos
y casi creemos decir lo nuevo
pero solo decimos
nuevamente



a   penas
nada

de cada acá
escucha
ríos

y sola   vez
se estanca
en

lo que no ve
de cuerdas
aguas

un pacto
pleno
de estar

ahí







Poemas de equilibristas (inédito).


I

1

sonido que clava su muerte para dar
tantagua deseada en medio
de loquesigueaquí   : Cosa 
que traga el sentido cotidiano 
el ritmo de lo vivo
el paso sin espera

sonido sin piedra por nacer  : Voz
de la última ira


5

dar con la piedra que funda la casa
recorrer los susurros
    de quien huyó

el secreto a veces
retoma
la imagen
d e  e s e  v u e l o

en otro cuerpo de entonces
dejamos quejas
peros
caminos sin cuándos en
lo minúsculo

despedir los susurros
de quien huyó
en cada vano retorno

dar con la piedra que
           la derrumba


6

en el cuarto de olvidos
la ría crece
hasta el deseo
o la luz

migaja
empecinada en ser
delante
para tentarnos sin dar

nuestra espera se reduce
a lo improbable
mezquino del no-viaje

ni la calma ni el fin
edifican el afuera
de esa sed

7

llamaste
sin saber quién
prendería las luces

noche en la noche
la cuerda
resiste distancia y vacío

apenas creés en desiertos
pero el territorio
crece
devorando su instinto


II

3

no hay mapa que seguir

un relevo de cartas
de recorrido incierto
como la dicha

9

A Tani y Andy

los silencieros
aún

mientras acá aprendemos
a extraer voces de la piedra


III

1

la carne lleva
su  r u m o r
más allá de mi silencio
                        grita
y en su lengua de sangre
pierde cuerpo
repite
regresa
amenaza su no-ser

vivo su secreto a cuestas
en ajeno laberinto

            me recuerda 
que es dueña de mi ritmo

3

la tierra ahí
ahí el veneno
de la que creíamos
m a d r e

diatrasdía
la ignorancia
de lo que ataca
el aire el agua la semilla 

las razones se filtran
en lo que respiramos
           y el ardor acá
derribando futuros

nuestro cuerpo presiente
lo que nos mata

 
 
Valeria Cervero nació en Buenos Aires en 1972. Cursó la licenciatura en Letras en la Universidad de Buenos Aires. Desde hace más de una década realiza tareas de corrección y edición para diversas editoriales.
Desde 1999 hasta 2002 integró el grupo de poesía Abriendo la boca y el consejo editorial de la primera época de la revista Boca de sapo. Coordinó talleres de escritura para chicos en centros culturales de la ciudad. En 2012 se incorpora al equipo del Tercer Festival de Poesía en la Escuela.
En 2010 fue seleccionada para la plaqueta Compilación digital 01, México, ediciones (c)acto. En 2011 publicó el libro de poemas cadencias (edición de autora). En 2012 participa de la Antología IV de Ediciones Ruinas Circulares (en prensa), y su libro madrecitas pasa a integrar la Biblioteca Virtual del sitio Regale Poesía (http://issuu.com/regalepoesia/docs/issuu.com). En el segundo semestre de 2012, Ediciones del Eclipse publicará el libro-álbum escondidas, del que es coautora junto a la ilustradora Vivi Chaves.
Administra el blog mordiscos: www.vc-mordiscos.blogspot.com .