jueves, 27 de junio de 2024


GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a GRACIELA CROS
Graciela nació en Carlos Casares, Pcia. De Buenos Aires. Reside en San Carlos de Bariloche, Pcia. De Río Negro. Es poeta y narradora.
En la entrevista, Graciela, dice:
«… lean, lean mucho, lean poesía pero también filosofía, novela, cuento, historia, botánica, lean de todo; vean cine, escuchen música, vean pintura, escultura, ballet, frecuenten el arte, ténganlo cerca, hagan de él parte esencial de su vida, y escriban siguiendo su instinto, sin expectativas, sin esperar llegar a ningún lugar, escriban porque sí, con la férrea determinación de la flor que se abre ante nuestros ojos sin un por qué. »
SELECCIÓN DE SU OBRA
Mi corazón es un trébol africano.
Durante muchos años lo ofrecí
a quien tuviera ganas de comerlo.
No sabía que este trébol africano
era mi corazón.
Mi corazón es un trébol africano
y recién ahora me doy cuenta.
Mucha gente comió de él
y no fui capaz de decir:
No lo hagan, por favor, no.
Viví en la ilusión o la impostura
de creer que me gustaba lo que hacían.
No sabía que este trébol africano
soy yo
y ahora que lo sé
te digo:
No me comas
no me comas
más.
Ya me comiste demasiado.
No me comas
más
*
Un día sueco
Tengo 156 tulipanes en el jardín.
El pasto está crecido,
le hace falta un buen corte.
Esta mañana vinieron las bandurrias,
el gato Kafka del vecino,
los habituales teros y zorzales.
Hasta hace un rato
era
un día sueco,
como relata nuestra broma
doméstica, un poco de
sol y aire frío.
Ahora llovizna
y aún
hay claridad.
Soy soltera,
te dije
con malicia
cuando hablamos de nosotros
y agregué:
quiero hechos,
no
tu mirada sobre ellos.
Hechos
como bandurrias, teros, tulipanes, zorzales,
el gato Kafka del vecino, mi soltería,
o este día que antes de la lluvia
era sueco.
***
Polen de abedul
Escapada de cultivo,
como una glicina en el Delta,
te dije:
no te quiero en mi vida
pero sé que te amo
del mismo modo en el que
me siento triste
y sin embargo
estoy bien.
Con esta boquita
con la que dije sí,
ahora,
mi amor,
(mientras estornudo
por el polen de abedul
y siento un bienestar que arranca
desde el centro de mi cuerpo
y no se puede detener),
con esta boquita,
ahora,
digo
no.
No vas a sacar más nada de ahí, ese pozo está seco
Para esperarte,
mi amor,
estoy aquí
pintada como una puerta (diría mi madre),
perfumada, encremada, lijada, pulida,
lustrada, barnizada, esmaltada, bruñida,
tersa, satinada, esmerilada,
radiante, chispeante, centelleante,
resplandeciente, brillante,
diamantina, vivaz, irisada, reluciente,
acicalada
hasta
el hartazgo,
estoy aquí
para ver cómo entrás de la calle
y vas rápido a ducharte
y sacarte de encima
mi amor,
ese olor que traés,
ese rotundo y claro
olor.
*
El agua de la extranjería
Al traernos el pan con tomate
el árabe del chiringuito donde comemos cada día
me dice que estoy más guapa con el pelo distinto
y yo pienso,
mientras te observo encerrado en tu sótano,
frente a mí,
que vos no lo notaste y siento, además,
que para cerrar un ciclo de amor karmático
no hay como cambiar de país.
La extranjería anula el apego
y la melancolía de pisar suelo desconocido
se contrarresta con un estado de alerta permanente
que nos vuelve más sensibles y lúcidos.
Esta es la carta que hoy me escribo
desde Zahara de los Atunes, Cádiz,
y me pregunto qué voy a hacer con lo que descubra
después de leerla.
***
Soñar con Zurita
Alguien que no es Zurita
pero dice ser él
me enamora,
estamos en un lago y en la playa de ripio
hay basura, botellas rotas,
fuerte olor a quemado,
igual
Zurita me enamora,
contra ese fondo de Mad Max
que veo detrás de su cabeza,
Zurita
me enamora.
Hasta que llega dando pasitos suaves
como si fuera la dorada Pavlova de Pound
mi amiga,
la poeta del pueblito marino,
y me pregunta visiblemente angustiada por mi debilidad:
¿Cómo vas a estar con un hombre tan sufrido
que no tiene ni una sonrisa para darte?
El falso Zurita la mira enfurecido,
ahora tiene aire de matón
y ya no me parece que sea el poeta.
Amiga, el cuerpo precisa de otras manos para conformarse,
me dice la poeta del pueblito marino,
y este hombre
no quiere ser rescatado,
elige habitar entre dos mundos,
uno que lo comprime,
otro que lo libera,
no quieras un milagro para el que no lo pide.
***
Prometo sobre mi sombra que en estos versos no habrá drama
Mi madre me decía que no creyera en las palabras.
Mi terapeuta dice que la mía es una típica conducta reactiva:
me dedico a escribir porque a ella esta elección no le parecía acertada.
Vos me decís lo mismo, que no crea en las palabras,
a mí, que me dedico a ellas.
Sin embargo, cuando te pido hechos, no palabras,
te estoy dando la razón y también
a mi madre.
Al final,
si no fuera por ustedes dos
no escribiría.
***
La Ley Balcarce
Mi madre nos decía a mi hermana y a mí
que no nos casáramos.
Aunque estaba legalmente casada
su aversión por la institución matrimonial era manifiesta.
Esto se oponía a lo que otras madres predicaban
a sus hijas en esa época.
Teníamos desde la cuna la frontalidad y rigidez
de la Ley Balcarce, honestidad y esfuerzo,
nada de ser mantenidas por un hombre
aunque hubiera papeles, legalidad, que lo permitiera.
Casarse en mi familia no era prioridad.
Que estudiáramos y fuéramos profesionales
y ganáramos nuestro dinero
así no dependíamos de ningún hombre,
ése era el dictum que bajaba.
Años más tarde
éramos nosotras las que manteníamos al hombre
en una versión sui generis de la ley de mi madre.
***
Un mail
Recién comí
dos empanadas de roquefort
y dos de pollo
que me alegraron
el cerebro,
cuenta Mansilla en un mail.
Dice que va
a inaugurar una biblioteca
en Las Lajas
acompañado de motoqueros
y paracaidistas,
cosas de la Patagonia, agrega.
Yo me acuerdo de Osvaldo Soriano
y le digo eso,
que parece una escena
de alguna
de sus novelas.
Tener amigos poetas
salva el día.
***
Mansilla
Dice labios y las mujeres nos soltamos el pelo,
lo esponjamos con las manos o lo sacudimos
girando la cabeza a un lado y otro
con movimientos rápidos.
Dice ojos verdes y hay un desmayo momentáneo,
generalizado, sin previo aviso
todos perdemos la noción.
Dice ojos rojos y los hombres experimentan
un peso lapidario en el centro del pecho
mientras las mujeres ejercemos
la superstición y el rezo.
Dice coartada, rehén, y todos
nos tambaleamos un poco, perdemos el equilibrio,
nos aferramos al pasado, a barandas y respaldos de sillas.
Dice sur, araucaria, barda, canal, Neuquén,
Roma, Los Ángeles, gramilla, dentadura, perros,
padres, perros, mesa del escándalo, campos del Señor,
y los terapeutas no dan abasto,
ponen el cartel de no hay más turnos,
las ojeras les tapan la cara
y sueñan con playas remotas.
Es que el poeta habla del nudo
que nos ata y no se ve
y todos lo sabemos.
Mansilla dice domingo y la melancolía
se derrama sonámbula como petróleo en el mar,
el Titanic vuelve a hundirse y con él nos vamos todos a pique, comprobamos que las profundidades marinas
son cosa de temer, hay oscuridad, desolación y frío.
Pensamos quién vendrá a rescatarnos
de esta caída fatal.
¿Vendrá Mansilla?
¿Vendrá la poesía?
Mansilla dice estepa y las mujeres
giramos como autómatas
hasta quedar de espaldas a la montaña,
achicando los ojos buscamos
la línea del horizonte
pero está perdido
y aunque nos parezca tonto y sentimental
comenzamos a caminar
para encontrarlo.
No es cataclismo ni profecía,
no es devoción ni desmadre de
la naturaleza,
Mansilla es poeta
y como todos los poetas
ignora su poder.
***
Invierno
Es agosto, 25, le escribo a Mansilla.
El viento sopla caliente.
Vaporosos y perplejos, de a ratos
pesados y entusiastas,
vagamos por las calles
flotando como en un espejismo.
La realidad ondula.
Todo lo que existe se curva.
Redondea.
Perdido el arte de la conversación
por causa de la extranjería,
la lengua ajena me sostiene en vilo.
Recuerdo unos versos de Idea Vilariño,
no sé si cito bien,
“Estás lejos y al sur, allí no son las cuatro”
y me alarma no tener en quién pensar
ahora, cuando los pienso.
¿Cómo haré para escribir sin tener
en quién pensar cuando escribo?
Intento comprender por qué estoy aquí
y sólo se me ocurren razones poco valederas.
No soy nadie
bajo este sol difícil de calificar
sin caer en el exceso o el lugar común.
Es curiosa esta contingencia en la que carezco
o aparento carecer, de historia, identidad o rumbo.
Paso el invierno junto al mar, entre palmeras,
bebiendo cachaça batida con maracujá,
en este pueblo de pescadores ruidosos
que ríen de cosas incomprensibles para mí
y responden a nombres musicales y extravagantes
como Nironi Aluisio o Argemiro Patrocinio.
En vano trato de copiar su expansiva alegría.
Todo lo que consigo es tachar borradores
en los que hablo de pasar el invierno
junto al mar, con palmeras.
***
Arte poética
Urca, Cordelia, Boock,
Elvis, Newton, Mansilla.
Me gustan los nombres propios
más que las elucubraciones.
Detrás de un nombre propio
hay una historia
y me gustan las historias.
Detrás de una historia
hay elementos tangibles
como los húmeros de Vallejo,
en cambio
detrás de las elucubraciones
suele haber paja
que arde
al primer fuego
que cruza.
***
Insomnio en Rocha
La almohada huele a cera,
las sábanas a sudor,
el colchón a orina.
Este cuarto de hotel no es, ni lejos,
lo que solíamos
entender
por diversión,
amor mío.
Olvidar el Alprazolam de Andrómaco
a 300 km. de aquí,
ha sido una pésima jugarreta del destino
ya que me he puesto a dudar
de casi todo
y cuando eso ocurre
mi cara
se deshace
en amenazas
y me asfixio
en la tensa
cordura
que nos ata.
Censo canino
Un hombre
toca el timbre.
Al salir
me pregunta
si tengo perro.
Le digo que no.
¿Y la cuchita?
señala,
apuntando con el mentón.
Es empleado municipal
y tiene el aire triunfal
de haber
descubierto
una falta.
Se me murió, le digo,
guardo la cucha
de recuerdo.
La mención de la muerte
lo trastorna
y me pide disculpas.
Lo veo alejarse
y pienso
en mi padre.
En
lo
de
él
que
no
guardo.
***
El dilema de la carne
Fue a la playa
y casi la mata un ladrillo.
Salió a ver a su amante
y terminó internada.
Revisó sus poemas
y tuvo una isquemia.
Dio una conferencia
y chocó contra un árbol.
Metió en el horno la cabeza
y cortaron el gas.
Se hizo vegetariana
y comió pesticidas.
Pidió pescado
y se clavó una espina.
Estuvo a punto de cerrar la boca
pero volvió
a la carne, a su dilema,
al vacío, a la tapa,
al pechito en manta,
al ojo de bife,
a la entraña,
a la sangre,
la única
real.
***
La idea de modernidad
Ahí donde Ud. nada, ella se ahoga,
dicen que Jung le dijo a Joyce
cuando éste le pidió una opinión
sobre los textos de su hija psicótica.
La anécdota forma parte de mis recuerdos.
Mis recuerdos son de otros.
Una memoria es como un campo
de margaritas silvestres junto al lago.
Un campo en trance.
***
Un león en la nieve
Escribe sobre la mesa de la cocina
en un cuaderno de tapas duras
forrado de rojo.
Anota la fecha sobre el margen izquierdo
y después cosas como:
Llevar 2 bolsas Cemento Obra Castelar.
Pagué 200$ Varela Adelanto Revoque fino.
”Vecino”: anoche estuve a punto de matarlo.
Es mi padre.
Escribe pero no hace literatura.
Su estilo se remite al registro del caos.
Es mi padre.
Narra sus transacciones con el mundo.
***
POLÍTICA
La poesía política está mal vista
Yo digo que la poesía es política
Si te encierran en una cárcel de máxima seguridad
-un campo de concentración como el DTZ-
y te meten en una jaula de acero pesado AIRSTRIP
junto a criminales peligrosos
y te pudres al rayo del sol
durante cuatro semanas
sin un pedazo de lona
con que cubrirte
tu poesía
no se vuelve
Política?
ENTREVISTA CON LA AUTORA
Gilgamesh: Graciela, «detrás de un nombre propio/ hay una historia/ y me gustan las historias». ¿Qué historias hicieron de vos una poeta? ¿Cuáles necesitás/ deseás contar en este momento?
Graciela Cros: Por estos días me pregunto si ya no agoté todas las historias que tenía para contar; en este último libro que acabo de publicar, "El trébol africano", precisamente, resuena esta pregunta, hay una suerte de racconto en el que vuelvo una y otra vez a las mismas historias y en todas está la poesía. Cierto intrincado sentimiento de inadecuación inicial, desde los primeros años de infancia, tal vez, podría decir, flota como una nube sobre el lago en mi propio devenir como poeta y de alguna manera explica mi estar en el mundo como tal, como poeta, digo, aunque ahora con "El trébol africano" -que es un diario- tan cerca, comienzo a sentirme más a gusto bajo el paraguas de la palabra escritora.
Gilgamesh: Desde Poemas con bicho raro y cornisas» (Ed. Ensayo cultural,1968) hasta «El trébol africano» ( La Ballesta Magnífica, 2023), ¿qué búsquedas insisten, cuáles fueron apareciendo de un poemario a otro?
Craciela Cros: Yo siento que desde el inicio escribo el mismo libro y voy nombrándolo de distintas maneras, y dándole estructuras diversas, y lo siento también respecto de otros poetas, no dejo de advertir que las búsquedas van tomando distintos caminos pero creo que en lo no dicho, aquello no expresado y adonde las palabras no llegan, está el hueso de la deriva, por momentos enfocada en las preguntas existenciales y más básicas como el quién soy y luego, en otros, haciendo foco en la escritura misma, en la poesía, en la materia poética, la intriga escritural, por qué hago esto y por qué no puedo dejar de hacerlo a pesar de los tropiezos, las frustraciones, la ausencia de confianza y respaldo. Paradojalmente se escribe en soledad y al hacerlo buscamos compañía, ese otro que reciba lo que escribimos y lo comprenda y haga suyo.
Gilgamesh: ¿Cada libro es un todo cerrado o va acompañando al anterior y engarzándose al siguiente convirtiendo al libro en un capítulo de un libro mayor, tu obra?
Graciela Cros: Nunca siento que un libro esté cerrado y sí que van encadenándose unos con otros formando una sola, única obra. De hecho, los sigo corrigiendo aún después de publicados. Las lecturas en público han funcionado en mí como una máquina de corrección implacable, al leer en público, la música de los versos se pone en evidencia y si hay una nota falsa, se nota, entonces, ahí, en ese instante de exposición y entrega que es la lectura, la corrijo, y luego voy con un lápiz al libro editado y dejo constancia allí de lo que modifiqué. Sé que esto es para enloquecer a cualquiera, es muy difícil saber cuál es la ultima versión de cada poema, y esto lejos de inquietarme, me regocija, porque me hace sentir que el poema está vivo, como yo lo estoy, y está interpelándome y que lo que buscaba decir con él, sigue en proceso de gestación, lo sigo rumiando, podría decir que con la poesía soy un ejemplar muy rumiante.
Gilgamesh: Me gustaría centrarme en tres de tus últimos trabajos. «Pampa de Huenuleo» (Ed. en Danza, 2017), «Regreso a las invernadas» (Fondo Editorial Rionegrino, 2021) y «El trébol africano» (La Ballesta Magnífica, 2023). ¿Cómo fue el proceso creativo en cada uno de ellos? ¿Qué significan en el corpus de tu obra?
Graciela Cros: Son tres libros importantes para mí, no sé si porque son los más cercanos en el tiempo o porque, y creo más en esta opción, son los más cercanos a la que soy ahora, yo, en esta etapa de madurez. En ellos se han ido decantando temas recurrentes en obras anteriores y los tres propician una suerte de balance, un poner las cartas sobre la mesa y hablar desde "la edad de la franqueza", cita que tomo de la escritora inglesa P.D. James y ella, a su vez, toma de Samuel Johnson, refiriéndose a los 77 años como "la edad de la franqueza". Ya tengo mucha obra escrita, entonces, parecería que atender a los más cercanos en el tiempo es más razonable que ir tan atrás que no me sienta representada por esa otra que era yo en ese entonces siendo quien soy. Claramente en "Regreso a las invernadas" hay una despedida, se dice adiós, a una manera de estar en el mundo, una mirada, hay que partir hacia otro lugar, que no se sabe cuál es pero es otro, y en "El trébol africano" que es un diario de escritora, se va mucho a este tema, el de partir, abandonar cierto sistema de creencias y entrar a una vida nueva, a la que me gusta llamar con palabras de Juana Bignozzi como la "alta ancianidad", así tan bellamente dicho. De modo que siento que estos tres libros son una puerta de entrada a otro tramo del camino, el último, en este caso, como lo fueron, en su momento, "Flor azteca", "La escena imperfecta" y "Urca"; o más tarde, "Libro de Boock", "Mansilla" y "La cuna de Newton", y me doy cuenta ahora que voy agrupándolos de a tres aunque quedan como navegantes solitarios Pares partes o Cordelia en Guatemala que también siento fundacionales.
Gilgamesh: «Yo digo que la poesía es política». ¿Cómo leés y escribís desde esa afirmación, hoy, en este contexto de caos generalizado? ¿De qué manera «vendrá la poesía» a acompañar, a transfigurar, a desentrañar este devenir histórico?
Graciela Cros: Creo que todo acto vital es político, y la poesía es afirmación de la existencia,
ampliación de nuestro estar en el mundo, indagación y comunicación, es imposible no pensarla como herramienta o construcción política, aunque se hable de nenúfares en el poema la política, la ideología, se filtra como el rayo de sol entre las hojas. La poesía es un espejo donde el momento histórico se refleja y hay un lector, aunque sea un solo, hay un lector que la recibe y agradece.
Gilgamesh: A contramano de la coyuntura sociopolítica, se sigue apostando por la escritura, la edición y la difusión de la poesía a través de lecturas, festivales, convocatorias. ¿Cómo ves e interactuás con este fenómeno?
Graciela Cros: Creo que es aquello de florecer en la adversidad, seguimos apostando porque estamos vivos y esta es nuestra manera de vivir. Yo celebro cada libro de poesía que aparece, cada convocatoria a leer, cada festival; siempre sentí que iba a contramano del mandato social reservado para mí y tuve la suerte de encontrar compañeros en el camino que me ayudaron a seguir.
Gilgamesh: ¿Qué experiencia tenés con respecto a los talleres literarios? ¿Qué plus dan a tu trabajo de escritura?
Graciela Cros: Comencé a dar talleres en 1986 cuando era una práctica poco frecuente en Bariloche y seguí dándolos a lo largo de toda mi vida, mi experiencia es óptima, aprendí mucho con ellos y vuelvo de vez en vez a darlos. Hacer un taller te enriquece y ayuda al acortar camino, lo que te lleva 20 años descubrir por vos mismo en soledad, asistiendo a un taller llegás en dos pasos; el coordinador, generalmente, un escritor más experimentado, cuando es un buen coordinador, acompaña, abre un abanico de lecturas, propone desarrollar un ojo crítico, desenamorarse del propio texto, compartirlo, socializarlo, y así, en ese primer encuentro con lectores, sus compañeros de taller y el coordinador, el autor se va formando como tal. Recomiendo fervorosamente asistir a talleres, el último que di, para poetas con experiencia, quiero decir, premiados, editados, con trayectoria, se centró en los Cuatro cuartetos de T.S. Eliot en la traducción de José Emilio Pacheco y han salido varios libros de esa experiencia. Mi taller de poesía se llama "El cielo protector" por la novela de Paul Bowles, y eso es lo que pienso de un taller de escritura creativa, se trata de un cielo que nos protege.
Gilgamesh: ¿Cómo fue el trabajo de «Cordelia en Guatemala/ Poemas leídos por su autora (2003)?
Graciela Cros: Una experiencia inédita propia de Cordelia, "hicimos la de Elvis", los productores del disco y yo. Desde la década de los 80, y cuando casi nadie lo hacía en Bariloche, comencé con otros poetas, a hacer recitales de poesía con músicos. Siempre leí mis poemas en público y me gusta hacerlo, y al público, por la experiencia que llevo, entiendo que también. Me preguntan si soy actriz ya que naturalmente mi lectura lleva una nota histriónica, dramática o cómica, rockera a veces! pero es algo que se da espontáneamente, no lo programo ni ensayo ni nada, se da, fluye, así. El año pasado leí en el Festival Internacional de Poesía de la Feria del Libro de Buenos Aires el poema "Hacer la de Elvis" y hay dos momentos en el texto que incluyen letras de tango, yo los canto, como si fuera Tita Merello o Azucena Maizani (que le gustaba a mi madre), intento seguir esa línea, y ese momento, disruptivo, creo, sorprende y encanta al público, y eso, romper con el manto de solemnidad sacramental que suele regir las lecturas de poesía, me gusta, es una propuesta diferente, de otra cosa, y funciona. Con el disco pasó eso, los productores, que me habían escuchado, me propusieron grabarlo en estudios de Superpatria- Compañía de sonidos, productora barilochense, y se hizo, en 2003. El CD está y es una rara avis total para el medio poético barilochense. Por esos años yo hacía un programa de radio de poesía y pasaba voces de sus autores grabadas en CD's, llegué a tener una colección fantástica, muy completa y mi CD de Cordelia entraba en ese carril.
Gilgamesh: ¿Cómo conviven, en vos, la escritura de poesía y narrativa?
Graciela Cros: Escribí cuentos, una novela a los 11 años, cuando no tenía idea de qué era una novela, y luego otra, ya adulta, en el año 2000, "Muere más tarde", que empecé a escribir al enterarme de la muerte de Juan Carlos Onetti, a quien leía por esos días fanáticamente, de hecho la novela está estructurada sobre personajes de "La vida breve" y hasta aparece Onetti, en un juego de simulacro y cajas chinas, literatura dentro de literatura y así, pero todo es ficción dentro de la ficción, el Onetti o la Idea Vilariño que aparecen son personajes que se hacen pasar por ellos, no son ellos, y parecería que es el mismo Onetti, el verdadero, quien les paga por vivir ese simulacro para poner a prueba a sus personajes, a ver si resisten la realidad "real", no ficcional; una ingeniería compleja, de las que me gustan a mí, que termina siendo un thriller literario desarrollado en Epuyén, El Bolsón, Bariloche y Maicolpué, un pueblo chileno de pescadores cercano a Osorno; esta novela, llamada en una primera versión "Al imperio", tuvo varias distinciones y cada una de ellas implicó revisarla, resignificarla, corregirla, y volverla a escribir; recibió Mención de honor del Fondo Nacional de las Artes; luego salió finalista, entre 3, del premio Emecé, de novela; y finalmente logró el primer premio en el certamen organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación con un jurado integrado por Angélica Gorodischer y Guillermo Saccomanno, se editó, por Colihue en la colección de premios nacionales, en 2004, recuerdo que se presentó en la Feria del Libro, 20 años ya! Luego de esa novela publiqué libros de poesía no porque siguiera un plan de escritura sino porque los mismos textos decidían en qué dirección ir, Cordelia habla de "romper los géneros" y creo en eso, hasta llegar a "El trébol africano" que editó La Ballesta Magnífica y es el primero de su Colección "Los paraísos terrestres", de Ensayo. Esto para decir que narrativa y poesía van juntas en mi escritura, de hecho, siempre valoré la poesía narrativa y en lo que escribo hay historias, relatos, cuento cuentitos en pocas líneas, como digo, "mi poesía es de personajes", por lo dicho, conviven armoniosamente y hasta tal punto que podría decir que son una sola.
Gilgamesh: Tu obra ha sido premiada y traducida. ¿Cómo vivís estas instancias de reconocimiento?
Graciela Cros: Con alegría y mesura, y desde luego, con agradecimiento; es un gran aliciente que otros autores, poetas, narradores, críticos, investigadores, a quienes admirás, reconozcan tu obra, se ocupen de ella, la lleven a otros idiomas, la mirada de los pares es necesaria y estimulante. Y a la vez conlleva una responsabilidad creciente respecto a lo que producís como autora.
Gilgamesh: «Tener amigos poetas (¿) salva el día (?)»
Graciela Cros: Sin duda, estoy convencida. Este verso del libro "Mansilla" se ha convertido en un canto de fe poética, un dictum infaltable, no hay encuentro en el que no surja y todos lo gritemos de viva voz. Por creer en él y estar convencida de su vigencia es que trato de subir en mi página de Facebook y a diario un poema, de otros poetas o mío, para que quien lo vea, lo lea, comience su día acompañado por la poesía que, indudablemente, nos salva el día y la vida entera,
Gilgamesh: ¿Qué consejos le darías a los lectores y a los que sienten la necesidad/ el llamado de la poesía?
Graciela Cros: Uno, y principal, lean, lean mucho, lean poesía pero también filosofía, novela, cuento, historia, botánica, lean de todo; vean cine, escuchen música, vean pintura, escultura, ballet, frecuenten el arte, ténganlo cerca, hagan de él parte esencial de su vida, y escriban siguiendo su instinto, sin expectativas, sin esperar llegar a ningún lugar, escriban porque sí, con la férrea determinación de la flor que se abre ante nuestros ojos sin un por qué.
Gilgamesh: ¿Cómo es vivir y escribir en y desde un enclave de La Patagonia? ¿Qué puentes, qué cauces, qué barreras vislumbrás a la hora de escribir, de difundir, de compartir tu obra y la de tus colegas?
Graciela Cros: De alguna manera, y supongo que pasa lo mismo en el norte, somos "el otro país", el que está más allá de la General Paz, el que no aparece en los medios hegemónicos centrales más que para promocionar el paisaje en busca de turismo. Tenemos esas barreras, metafóricamente hablando, parecidas a las que se encuentran en los pasos fronterizos. Hemos trabajado en la idea de que la periferia es nuestro centro, porque todos somos periferia, inexorablemente, de algún centro, y desde ahí construimos nuestra literatura; tenemos editoriales independientes, muy activas y prolíficas, con catálogos que cualquier gran editorial envidiaría; encuentros, presentaciones, coloquios académicos, una vida literaria activa que el poder central desconoce; salvo contadas excepciones, no hay registro de lo que ocurre aquí, ni reseñas de los libros que se publican, reitero, salvo contadas excepciones. Uno de los temas más complicados en la vastedad y lejanía de la Patagonia es la distribución del libro, resulta muy difícil hacerlo y finalmente ocurre que es el propio autor quien lleva el libro en mano cada vez que viaja. Aunque, y hago este inciso necesario, poetas y escritores de Buenos Aires, por ejemplo, me comentan que allá, tampoco es fácil acceder a la difusión y distribución de la obra tal es la cantidad que se publica, circunstancia a la que se suma la pertenencia o no a ciertos círculos de poder que acumulan todos los aplausos y bendiciones.
Gilgamesh: ¿Hay algún proyecto en ejecución?
Graciela Cros: Sí, pero muy embrionariamente, en sus primeros pasos, muy en proyecto, lejano, te diría; todavía estoy muy pegada a "El trébol africano" con sus presentaciones , difusión y distribución, su aparición es reciente y aún me siento dentro de él.
Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variantes, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y quizá,
también leída por alguna de sus amistades... Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en tu opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?
Graciela Cros: No sé, parecería que esa respuesta la tiene el mercado y la sociedad de consumo y la velocidad que los dos imprimen a los hechos de la vida. No creo que la poesía esté divorciada de la memoria histórica de los pueblos, como tampoco creo que haya una nota negativa en considerarla "un asunto privado esencialmente lírico", si quien la escribe es Pessoa o Vallejo, Alfonsina o Adélia Prado, su "asunto privado", seguramente, me enriquecerá y ayudará a vivir, a mí, como lectora. La lectura tanto como la escritura de poesía requieren detenimiento, concentración, aislamiento, soledad, lecturas, y nada en los tiempos actuales parece propiciar estas condiciones. Pero tampoco encuentro que haya "un gran público" para la novela o la lectura en general. Los físicos leen libros de física, los historiadores de historia, por qué ir contra la idea del lector "gremial"?, la que señala que los poetas leen libros de poesía, la realidad social nos indica que hoy, si alguien te lee es, en la mayoría de los casos, no en todos, porque comparte tu oficio o aspira a hacerlo, bienvenido sea, este es el mundo hoy.
NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA
Graciela Cros (1945, Carlos Casares, pcia. de Buenos Aires) reside en San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, desde 1971. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. En 1988 fue becada por el Fondo Nacional de las Artes para investigación literaria en el exterior. Desde 1986 dicta talleres de poesía y escritura creativa, también brinda asesoría literaria y clínica de obra.
Publicó en poesía: «Poemas con bicho raro y cornisas» (Ed. Ensayo Cultural,1968); «Pares Partes» (Ed. De la Flor, 1985); «Flor Azteca» (Del Dock,1991); «Decimos» (Bariloche, co-autoría, 1992); «La escena imperfecta» (Último Reino, 1996); «Urca» ( Libros de Tierra Firme, 1999); «Cordelia en Guatemala» (Siesta, 2001; 2da. Ed. 2013); «Libro de Boock» (Ediciones en Danza, 2004); «La Cuna de Newton» (Ediciones en Danza, 2007); «Hacer la de Elvis-Re/escrituras» (CILC, 2009); «Mansilla» (Ediciones en Danza, 2010); «Cantos de la gaviota cocinera» (Amargord Ediciones, Madrid, 2013); «Pampa de Huenuleo» (Ediciones en Danza, 2017); «Una posición propia» (Espacio Hudson Ediciones,2019); «Regreso a las invernadas» (FER, Fondo Editorial Rionegrino,2021) y recientemente «El trébol africano / Notas de viaje» (La Ballesta Magnífica, 2023).
Como antóloga: «Marcas en el tránsito, Antología de Poetas Jóvenes de Bariloche» , Selección y prólogo, (Último Reino, 1995). Y «TRANSVERSAL- Poesía contemporánea de Río Negro- Antología» (FER, Fondo Editorial Rionegrino, 2019, donde reúne a 36 poetas mujeres y disidencias de la provincia.
En narrativa publicó la novela Muere más tarde (Colihue, 2004), Primer Premio Secretaría de Cultura de la Nación.
En 2003 editó el disco compacto Cordelia en Guatemala / Poemas leidos por su autora.
Su obra, distinguida y traducida en diferentes oportunidades aparece en antologías del país y del extranjero como, entre otras, Poesía en tierra (Fondo de Cultura Económica, 2005), Antología de Poesía de la Patagonia (Comp. Concha García, Cedma, Málaga, 2006); En el revés del cielo, Diálogo entre dos orillas (Paradiso, 2006), Poetas argentinas (1940-1960) (Ediciones del Dock, 2006); Poesía Río Negro, (FER, 2006); 200 años de poesía argentina, selec. y pról. de Jorge Monteleone, (Alfaguara, 2010); La frontera móvil, comp. Concha García, Ediciones Carena, Barcelona, 2015). Revista Libro Casa de Las Américas, La Habana, Cuba, 25 escritores argentinos,1986; Patagonia literaria VI, Antología de poesía del sur argentino, (Ediciones Fines del mundo, Estudios culturales del cono sur, Alemania, Luciana A. Mellado y Claudia Hammerschmidt, 2019; Corresponding Voices- Point of contact (Syracuse University, New York, 2021, Editors: Tere Paniagua, Josefa Alvarez and Kathryn Everly).
En 2019 la Legislatura de la Provincia de Río Negro declaró de interés social, cultural y educativo su obra literaria, proyecto presentado por el legislador Mario Sabbatella y aprobado en general y en particular por Unanimidad, Declaración Nro. 283/2019.

 Gracias Gilgamesh, Alejandra Boero, por esta entrevista y selección de poemas.

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