sábado, 8 de octubre de 2022

La Zona - Revista de crítica y ficción. 


UNA POSICIÓN PROPIA, de Graciela Cros / RESEÑA = Diego Rodríguez Reis

Cuando empecé a escribir en modo autor (mis primeros palotes eran o intentaban ser poemas) Graciela Cros ya estaba allí, en la constelación de poetas que yo admiraba: ella publicaba libros, salía entrevistada en los diarios y revistas literarias, la gente hablaba de su poesía. Crecí leyéndola y admirándola: el tiempo me regaló conocerla en persona. En la biblioteca de casa están todos sus libros, creo: algunos autografiados, algunos (los míos, personales) absolutamente subrayados y pletóricos de anotaciones en los márgenes. Tengo en cuadernos muchos apuntes sobre su obra: aprovecho esta reseña para ordenar algunas de las ideas fundamentales que he ido pergeñando todos estos años.

UNA POSICIÓN PROPIA es un libro de libros, un libro compuesto de libros. Lo integran: “Geishas” (de La escena imperfecta, Ediciones Último Reino, 1996); “Siete ángeles españoles” (de Urca, Libros de Tierra Firme, 1999); y Cantos de la Gaviota Cocinera (Fondo de Cultura Económica, 2005). Intentaré centrar el foco de este texto en esta obra específica, aunque es probable que termine aludiendo a todo el maravilloso universo crosiano.


LA GEISHA INEVITABLE



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La poesía de Graciela Cros posee muchas singularidades. Personalmente, como lector habitual y ávido de poesía, hago foco en su lírica, que es poderosa y constante. La búsqueda de una música interna e inherente al poema mismo es algo que puede percibirse ya desde la primera lectura de sus poemas. Sin embargo, parejamente corre en ese afán lírico otro, fortísimo, casi de carácter estructural (de base) de su poesía: la intertextualidad. En “Geishas” este loco afán se materializa literal y simbólicamente en cada poema. Ya desde el vamos, leemos:

Digo a la geisha obligada:

¿Te crees Louise Colet?

¿Esperas carta de Flaubert?”

Y ya estamos en los inconfundibles terrenos textuales de Cros: quien se ha asomado a la fantástica Cordelia en Guatemala (un texto trabajado desde Shakespeare y Moby Dick de Herman Melville) o al delirante Hacer la de Elvis (el título ya lo dice todo: ¿ya lo dice todo?) sabrá comprenderme; quien no, empéñese ya mismo en conseguir estos tesoros.

Esta geisha humillada, que entre amapolas, reflexiona

Todo

parece

haberse hecho

en vano”

dialoga secreta y abiertamente con la geisha operística de Madame Butterfly de Puccini, que canta “Un bel dì, vedremo/ levarsi un fil di fumo/ sull’estremo confin del mare ”. De hecho, declara ir al teatro a oír el aria “Casta diva” de la Norma de Bellini. Pero también nos muestra a Janis Joplin y Tom Waits cantando, jugando, dándose a la fuga.

Conocemos a esta geisha inevitable a través de la segunda persona del singular, la más misteriosa y sospechosa, la que suele encubrir a la primera, la que dice, límpida a nivel discursivo:

Eres

la que habla

de sí

porque

está sola”.


LA QUE ESCRIBE PARA ENTENDER



“Siete ángeles españoles”, a primera vista más formal a nivel pronominal, coquetea con la tercera persona y con la primera:

Llega a mi casa

y trae

lo que yo espero de otro”

Sin embargo, a nivel icónico – estructural, la cosa se complejiza. Nos encontramos con otra línea narrativa (poética) que circula en las profundidades de cada página, cuando el poema ya ha terminado, allí donde suelen recostarse las notas al pie, afiladas y estoicas marginalia que inician todas con la conjunción subordinante “como”, como por ejemplo:

como Jeanette Winterson cuando escribe: “No tiene sentido amar a alguien con quien jamás podrás despertar por la mañana, salvo por casualidad”

al pie del poema “II”.

En estas lecturas, en estos textos que funcionan fuera/dentro del texto, otra vez podemos rastrear las referencias intertextuales sobre las cuales trabaja Graciela Cros, revisando y recreando otras obras.

Los materiales (más allá de las palabras y las figuras retóricas propias de la poesía) con los que Graciela Cros elabora sus poemas son de gran amplitud. En principio, trabaja mucho los espacios y los márgenes que presuponen silencios en las lecturas o que operan a nivel icónico. Lo mismo sucede con el uso de las cursivas, las citas explícitas, los subrayados en negrita. Nada escapa de su mesa de trabajo. Autoexégetica, confiesa:

Yo recuerdo

historias sin lógica

argumentos de cine

y lo abrazo

para bailar

Siete Ángeles Españoles

en puntas de pie”

“Siete Ángeles Españoles” es una canción de Willie Nelson y Ray Charles, nos anunciaba la portada de este fragmento.

En Lo neutro, reunión de las notas y seminarios que dio en el Collège de France a fines de los setenta, Roland Barthes dice: “La fatiga es, pues, creadora, a partir de momento en que, quizá, se acepta acatar sus órdenes. El derecho a la fatiga (…) forma parte de lo nuevo: las cosas nuevas nacen de la lasitud –del hartazgo”.

Esta voz lírica, que narra la relación cercana/distante con el Otro, encarnado en un hombre innominado, que “dice cosas/ sin saber/ que/ está escribiendo/ un poema”, del cual confiesa que “el nudo/ que/ nos ata/ no/ se/ ve”, lleva hasta el extremo la feliz conjunción escena – escritura – sentido en el poema “XVII”:

Sola

en casa

mirando el jardín

escribo

¿Para entender?

¿Escribo

para

entender?

Como Louise Glück cuando escribe: Qué frondoso es el mundo, qué lleno está de cosas que no me pertenecen”


LA DAMA CON PASADO QUE EJERCITA EL ARTE DEL POLÍGRAFO



En los Cantos de la Gaviota Cocinera, esta Yo lírica se bifurca, se multiplica, se ramifica hasta la hipérbole. Se (nos) presenta en capas de sentido, un palimpsesto donde leemos e interpretamos los diversos avatares de esta apasionada y apasionante femme de lettres.

Nos dice:

Soy una dama que escupe en la calle”.

Nos dice:

Soy una Activa Yegua de la Noche”.

Frase que está dialogando intertextualmente con el verso “the nightmaereand here nine foals” de William Shakespeare. Pero también nos dice:

Soy una dama de bajo perfil”.

Y:

Soy una dama Asimétrica que paga con dolor la sumisión de sus vértebras”.

Y dice (mi favorita):

Soy una dama con Pasado que ejercita El Arte del Polígrafo”.

¿Cuál es la verdadera identidad de esta Yo lírica? La respuesta cae de madura: todas, por supuesto.

Me tomo una libertad más (que se adiciona a todas las libertades que me he tomado en esta reseña): parafraseando a Borges cuando habla de Whitman, y digo que Cros, esta Cros textual, con impetuosa humildad, quiere parecerse a todas las mujeres.

Increíblemente, lógicamente, lo consigue.



La poesía de Graciela Cros abre sentido, admite varias lecturas, impulsa además a seguir leyendo o a escribir poesía. Hay, como señalaba antes, un lirismo extraordinario: escribe “con todo el diccionario”, apela a palabras de otros idiomas, a múltiples campos semánticos para construir el poema. Como ya lo he expresado en otros foros, podemos sentir ante su obra eso que dijo uno de los personajes de las Novelas Ejemplares de Cervantes, el Licenciado Vidriera, que la poesía “es la más admirada y reverenciada de las artes, porque encierra en sí a todas las demás ciencias, y de todas se sirve, y de todas se adorna».

Siempre he pensado (sentido) que la poesía de Graciela Cros trabaja desde el concepto de serie, de secuencias aparentemente autónomas que, sin embargo están invisible y estrechamente relacionadas. Como lectores, tal vez podemos llegar a sentirnos perdidos, desorientados, desesperados, hasta que al fin intuimos o descubrimos esa conexión vital que subyace al texto y que lo ilumina de una vez y para siempre.

Podemos sentenciar, como hace la poeta con la Geisha:

Cuidado, lector,

porque si abres cualquier libro de Graciela Cros,

acudirán

secretas claridades”.

Diego Rodríguez Reis

Villa La Angostura

Primavera 2022


DIEGO RODRÍGUEZ REIS nació en La Boca, creció en el Alto Valle del Río Negro y se afincó en Villa La Angostura hace más de una década. Es escritor, profesor y enganche devenido wing izquierdo. Recientemente, Ediciones Espacio Hudson ha publicado LA FORMA DE AMOR (Tercer Premio de Cuento Fondo Nacional de las Artes 2021) y Ediciones De La Grieta ha reunido cuentos, relatos y otros experimentos narrativos en el volumen EL 

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