martes, 19 de enero de 2016

Melissa Bendersky, Bariloche.


Francisco nació con los ojos abiertos.
*
Sueña. Peces azules y celestes pasan delante de la Luna.
Francisco nunca vio un pez.
*
Sus ojos crecen a medida que el mundo se agranda.
*
Se despierta de la siesta y llama o se queja.
Subo a darle la bienvenida.
Nos quedamos un rato acostados, en silencio
miramos las moscas.
Es enero, el calor mató a las chaquetas
y trajo moscas negras, zumbonas.
Entre las maravillas del mundo, los insectos
ocupan un lugar notable en la valoración de Francisco.


Melissa Bendersky, (de "¿Con qué sueña Francisco?", en "Hijo e´ pluma", ed. 2013)."Poesía/Río Negro. Las nuevas generaciones", Raúl O. Artola, compilador. FER/UNRN.



Un cuento no es un horóscopo

He delirado por Alicia.
La he nombrado, citado, pensado.
Desde la primera vez percibí trazos oraculares.
He visto al conejo blanco, deseando
una señal, una señal.
Y he perseguido.
(de "Felicidad", en trabajo).

"Poesía/Río Negro. Las nuevas generaciones", Raúl O. Artola, compilador. FER/UNRN.



5700
Sonó un tiro Pareció
una lanza en la oscuridad
No vi
lo sentí como una caña seca
o un fierro oxidado

Aunque giro la cabeza
no llego a verme debajo del omóplato
*
¿Se desea en la medida de lo que se tiene
o se tiene en la medida de lo que se desea?
*
5700 pesos
es igual a 30200
igual a medio millón
siempre es papel
Importa más lo que se desea
*
Mis dedos están en un charco
Estoy en la calle
Se escucha distinto desde el suelo
*
El agujero quema y alrededor
la carne está helada
*
Ronda un perro
Ya no sé qué día es
Al amanecer alguien me apedreará
me pisará un auto ida y vuelta
Cuando llegue la ley no estaré
(de Poemas políticos/Químicos naturales, inédito)
 "Poesía/Río Negro. Las nuevas generaciones", Raúl O. Artola, compilador. FER/UNRN.

 



Melissa Bendersky:  La costura invisible
Comentario a la obra de Melissa Bendersky por Bruno Di Benedetto, Pto. Madryn.


La selección que de su poesía nos ofrece aquí Melissa Bendersky fue extraída de tres libros: Nido de Ballena (Ediciones Deldiego, 2001), Té ((y comentarios para té)) (inédito, 2000/2007) y Palmeras (inédito, 2003/2008).
Tres proyectos poéticos que, parcialmente, han coexistido en el tiempo; tres paisajes, tres climas diversos unidos por una costura invisible (por lo tanto no tan fácil de detectar) y por una evidente voluntad expresiva.
Nido de Ballena comienza con esa descripción estática tan propia de los sueños, las alucinaciones o los primeros recuerdos. En ese fondo de neblina verde las acciones posibles son mínimas, acotadas por la inmovilidad típica de la pesadilla (los muertos sueñan mientras pierden los ojos) o, sin contradicción, desmesuradas (la construcción de escondites con restos de naufragio). La residencia en el fondo del lago se obtiene por accidente o por error insalvable: Los árboles que cayeron / y los que crecieron ahí/ equivocados/ son redes/ de peces/ y dragones.
El cruce de elementos de la realidad y de las fantasías primordiales (Hay dragones,/ pájaros no,/ cangrejos de piedra/ rayas que reptan) tal vez deba su existencia a una mágica grieta donde estos dos mundos aparentemente inconciliables encuentran su razón de ser. A esa grieta bajan los monstruos a morir/ a contar historias los muertos. Los monstruos mueren donde empieza la palabra. Los muertos, entonces, no están tan muertos: han perdido los ojos, pero retienen el don de contar sus sueños. Tal vez justamente por eso, sobre el final del poema, es posible poner en marcha lo inmóvil. El agua no tiene otra opción que obedecer su propia, secreta, voz.
El paisaje y el pacífico comienzo de ((y comentarios para té)) son engañosamente tranquilizadores. Hay un hombre que baja lentamente una colina con su carga de té, hay un perro que lo sigue o, según, lo precede, hay un pueblo, hay camiones que esperan la carga.
Es notable cómo Melissa, en pocos trazos, da cuenta de la relación que existe entre el hombre y el perro: El hombre no le habla nunca, lo mira,/ y el perro siempre sabe/ de qué se trata. Se llega a sentir que hombre y perro son desdoblamientos de un único ser: uno de ellos carga la bolsa, el otro la resignación: Lo acompaña un perro/ color negro y café,/ que come cuando sobra en la casa. Pero la súbita ruptura de la continuidad gráfica, con esas columnas a la derecha encerradas en un doble paréntesis, indica que las cosas no son tan simples como a primera vista parece.
Una costura invisible pretende/ revertir el caos leemos en los “comentarios” situados a la derecha. El mundo, como el poema, sufre un desgarro permanente. La conciencia del desgarro confiere una lucidez atroz, en tanto permite dar cuenta de una presencia amenazadora que remite directamente a un cuento de Guy de Maupassant. El remiendo es útil en tanto logra disimular la existencia del horla.
Los paréntesis dobles, a primera vista anómalos, justifican plenamente su existencia, ya sea como lente que, mal que nos pese, permite descubrir la presencia de lo otro, o bien como una costura doble que, precariamente, nos mantiene a salvo.
Finalmente, en estos poemas de Palmeras, Melissa sostiene un encuadre fijo, hipnótico, sobre una princesa grácil y a la vez acorazada en tules y gasas, con su pelo revuelto y una sensualidad que late a diferentes profundidades en todos los poemas. La inmensidad del desierto gira alrededor de esta bailarina. La lejanía no hace mella en su encanto: Para las caravanas la palmera es/ una fuga del desierto. Desde esa distancia que la convierte en punto de fuga del cuadro, la palmera, cimbreando, construye espacio y altura, concentra toda la luz del desierto en sus tatuajes y nos revela su música animal.
Bruno Di Benedetto, Puerto Madryn, Febrero de 2009.

Melissa Bendersky nació en Bariloche, Río Negro, Patagonia argentina, en 1975. Estudió periodismo en el Taller Escuela Agencia y unos años en Comunicación Social de la UBA en Capital Federal. Durante ese tiempo trabajó en la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente trabaja de correctora, editora, periodista, y hace prensa.
Ha coordinado talleres de escritura, y creado elementos gráficos diversos (libro: "El libro verde"; revista "Arde Morales"; suplemento literario "Así íbamos a las fiestas"; suplemento "Qué me pongo".
Participó y organizó lecturas, encuentros e intervenciones poético-literarias.
A principio de los años noventa formó parte de la organización de los encuentros de poetas La luna con gatillo, realizados en Bariloche.
Durante los años en que vivió y estudió en la ciudad de Buenos Aires (Argentina), integró el grupo de intervenciones poéticas Cuelga de poemas y la editorial independiente Ediciones del Diego.
Es autora de Nido de ballena, Ediciones del Diego, 2001, y de los libros inéditos: Palmeras; Té ((y comentarios para Té)) -con ilustraciones de Gabriela Herrera-; y Químicos naturales; todos ellos de poesía.
Textos suyos integran diversas antologías como Marcas en el tránsito - Antología de Poetas Jóvenes de Bariloche, Ediciones Último Reino, 1995; Neues von Fluss, antología en alemán de cuentos de escritores argentinos, uruguayos y paraguayos (Berlín, Alemania, Editorial Lettretage, 2010); Hijo e´ pluma. Antología babosa de padres poetas (e-book, Ediciones Ananga Ranga Taller, 2013) y recientementeo Poesía / Río Negro - Las nuevas generaciones, Antología consultada y comentada, compilador Raúl O. Artola (FER/UNRN, 2015).

1 comentario:

  1. Excelent escritora y poeta Graciela Cross.Me encanta su poesía.Un abrazo desde Colombia.

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