domingo, 17 de junio de 2012

Mariana Rosa, Neuquén, "Esta es la gracia: quien recibe/ vibra/ y tañe/ la propia nota "






Lo vi  ir al galope.
Un caballo suelto,
terco en la neblina.
Lo oí relinchar
altivo en su ceguera.


Después yo
dejé de ser niña,
y la niebla
fue mucho más espesa.

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El durazno que despedazamos en el árbol
tratando de bajarlo con un palo.
El jugo que chorreaba
parecía maná,
miel y leche cayendo del cielo.
Así de sencillos son los milagros;
a veces hay que darle de palos a algo
en su centro tierno,
a veces hay que ver como chorrea
su dulce corazón 

aunque no se llegue a tiempo
a abrir la boca,
ni podamos quitarnos
del cuerpo su rastro,
ni su olor.                                        


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HACER LA PLANCHA

Si duermo entre dos celestes
como un camalote abierto

si sueño, líquida la espalda,
nubes que pasan

y flotando seguirlas
en el cauce, el viento

algo desde mi fondo
se desprende y sube

una moneda sumergida
en burbujas resuena

y se levanta
una voz.

Esta es la gracia:

quien recibe
vibra

y tañe
la propia nota. 

Una pequeñez entre el agua
y el cielo, canta

su música es eco de la luz
que la sostiene.


­­­­­­­­­­­-­­­


“…No saber
somos sólo en aquello
que dejamos ir.”

Diana Bellessi

La repetición de los álamos al borde de la ruta.
Siempre debe andar este tramo del camino.
Travesía es dejar atrás el suelo natal,
buscar lo propio en el devenir que se imagina.

Cientos de colectivos todavía partiendo
desde la casa primera.
La misma gesta se proyecta en las ventanas cada vez.

¿Qué desea la mujer a bordo?
Señaló un derrotero con el dedo desde la ruta veintidós.
Tuvo fe en el movimiento.

Ahora se siente madurar, fruta
furtiva en el asiento.
Los álamos se suceden,
interminables hileras que plantaron sus ancestros,
para protegerse del ir y venir
                   del viento.             


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A veces soy una laguna
pantanosa en la Selva Triste.
Puedo sentir las plantas
creciéndome en el fondo,
carnosas, avanzando
lentamente hacia arriba,
confiando encandiladas
en el pequeño rayo de luz.

Veo sobre mí una película finísima
y plateada
que es el fin del agua;
los tallos y las hojas llegarán,
sus cuerpos serán otros              
cuando la quiebren.                

Quiero estar despierta
porque sucederá otra vez:

Sobrevendrá un mundo.









Mariana Rosa nació en Neuquén en 1974. Es Profesora de Lengua y Literatura Inglesa. Integró el grupo fundador de la Casa de la Poesía de Neuquén. En 2001 fue becada por la Fundación Antorchas para participar en los talleres de análisis y producción poética en la patagonia organizados por Revuelto Magallanes, y coordinados por Alicia Genovese y Reynaldo Jiménez. Crónica de un Salto, su primer libro, fue editado por Ediciones del Dock en 2006 y contó con el apoyo económico del Fondo Nacional de las Artes. Estudió canto y teatro en Buenos Aires. En el año 2009 fue incluida en la antología Desorbitados. Poetas Novísimos del Sur de la Argentina, compilada por Cristian Aliaga y publicada por el Fondo Nacional de las Artes.
Ha realizado traducciones de poetas norteamericanas para la revista “Pensar y Poetizar” de Chile. Su reciente segundo libro, “Primeros Fríos”, permanece inédito.


3 comentarios:

  1. Graciela, en reconocimiento a tu trabajo en este blog y con ánimo de construir redes, te elijo para el premio Liebster Blog así como Pedro Donángelo me eligió a mí. Un abrazo, Irene Frydenberg.

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    1. Gracias Irene! Lamentablemente no había visto tu mensaje y me entero hoy, 13 de septiembre. Estuve afuera del país y recién ahora vuelvo a conectarme con el trabajo en el blog. Felicitaciones a vos y un abrazo!

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  2. Me encanta las palabras y sensibilidad de Mariana Rosa .
    La conocí hace 10 anos en Buenos Aires y la quiero recontactar ....
    Gracias para ayudarme
    Tatiana Scali

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